miércoles, 18 de mayo de 2011

Adiós (Sobrevivir). -Por Pepe el de Concha-

                                                 ADIÓS
             ( S O B R E V I V I R )



POBLACIÓN MUNDIAL AÑO 2000

-Seis mil millones de habitantes.


POBLACIÓN MUNDIAL AÑO 2050

-Diez mil millones de habitantes.


CENTRO ONCOLÓGICO CALLAGHAN.-MADRID 15 DE ABRIL 2050

-El Dr. Gorka Zorrotxua, tamborileaba sobre la mesa, valiéndose de un lápiz, a la espera de la llegada del paciente. A sus treinta años, era considerado eminencia en la materia. Tras él, dos de sus ayudantes comentaban pormenores sin relación alguna con temas médicos.

La estancia amplia, pero desprovista de cualquier clase de adornos, era la culminación minimalista. El amplio ventanal con cristal tratado, dejaba pasar la claridad, dando al lugar una luminosidad agradable. La mesa provista de un teclado encastrado y tres pantallas, bastaban para albergar más de diez millones de informes de enfermos sanados de cáncer.

Después de unos ligeros toques en la puerta, accedió  un caballero de metro ochenta aproximadamente, erguido y muy juvenil, vistiendo polo gris perla y pantalón claro, con las rayas, diríase calculadas con escuadra y cartabón, rematado con mocasines negros relucientes.

-Muy sonriente, se dirigió a los Doctores-

¡Hola! ¡Buenas tardes! Solo despedirme y agradecer las atenciones recibidas.

-Que buen aspecto tiene Vd. D. Pedro. Fue el saludo del Dr. Zorrotxua-

Pedro Terrezuelas, había sido tratado en el centro oncológico de un agresivo cáncer de páncreas, y después de diez días de hospitalización, volvía a su domicilio sin rastro de tumoración alguna. Hacía más de veinte años, que esta y otras enfermedades azotes del siglo XX y principios de XXI, habían sido vencidas.

-Don Pedro, el resultado exitoso en el tratamiento de su enfermedad lo conocíamos de antemano, pero ¿qué le ha parecido la terapia aplicada a la segunda parte de él? -Preguntó el Dr. Zorrotxua.-

-Todo perfecto y totalmente de acuerdo en las líneas a seguir. Estoy preparado para ello y espero que con la ayuda de todos, hagamos este mundo mejor para los nuestros- Contestó con firmeza y convencimiento el caballero-

Los tres doctores sonrieron satisfechos.

Y ahora si me disculpan, la familia me espera. Me preparan la fiesta de cumpleaños y estoy deseoso de volver a coger la raqueta, ya que tengo aplazadas varias partidas de tenis con mi biznieto.

El Sr. Terrezuelas cumplía ciento siete años. Las esperanzas de vida, con los últimos fármacos creados y la avanzada investigación médica, se habían situado entre los ciento veinte y ciento cuarenta años.


NEW YORK. DOS AÑOS ANTES.

El emblemático y centenario Empire State Building, esperaba engalanado para la reunión a nivel mundial que aquel día se celebraba. Los cien hombres más ricos del planeta, así como tantos otros Presidentes y primeros ministros de los países más desarrollados, se encontraban después de innumerables negociaciones, no faltos de inconvenientes y prórrogas. Una treintena de científicos y doctores en medicina del más alto nivel, fueron invitados al evento. España estaba representada por el Dr. Gorka Zorrotxua. 

La quinta y la sexta avenidas, se encontraba literalmente ocupada por la policía. Mientras el FBI y la CIA, permanecían en el interior de los hoteles cercanos, custodiando a tan numerosos visitantes ilustres. En los edificios de las cercanas W35 th. St y W36 th. St, tiradores de élite del ejército estadounidense, mantenían vigilia hacia más de setenta y dos horas, y helicópteros de combate sobrevolaban de forma esporádica la zona.

Durante tres días, las reuniones en el amplio salón del piso ciento dos, pocas interrupciones tuvo, solo las horas de comida y llegada la noche, vuelta a los hoteles para descansar.

Miles de periodistas debidamente acreditados, llegados de todos los rincones del mundo, a la salida de las sesiones se desgañitaban voz en cuello, cada uno en su idioma, lanzando preguntas sin obtener respuesta alguna.

Los rotativos mundiales a falta de exclusivas, especulaban e inventaban noticias que sorprendentemente coincidían. -La población de la Tierra aumentaba de forma desproporcionada y los recursos naturales del planeta empezaban a escasear-

Los científicos recibieron encargo de la comisión, dentro del más estricto secreto.


ESTOCOLMO. TRES MESES DESPUÉS.

Cientos de de científicos se reunían, con el mismo sistema de  seguridad de tres meses antes en New-York. El Dr. Erickson presentaba el compuesto químico, para llevar a buen fin la solicitud demandada por la cumbre.

La droga en cuestión, aletargaba al paciente haciéndole revivir sus mejores años y anulando cualquier recuerdo doloroso. Los poderes del gusto y del olor, se potenciaban, así como la libido. En un profundo relax se iba ausentando la persona tratada  sin padecimiento alguno.


EN UN LUGAR RECONDITO DEL AMAZONAS.

El Dr.Bartholomew N´Sue, ajeno a todo cuanto acontecía, refugiado en un laboratorio a la vieja usanza, rodeado de vasos de precipitados, matraces, pipetas, buretas, ampollas de decantación etc. etc. jadeaba y un sudor frio le recorría el cuerpo. Una mezcla inexplicable de euforia y a la vez miedo y frustración lo embargaba. 

Expulsado de no recordaba cuantas Universidades del Mundo, por fin había culminado lo que toda su vida había intentado, a pesar de pasar de científico honorable de nivel mundial, a proscrito. Había conseguido aislar lo que él llamaba célula matriz y una vez estimulada con el compuesto descubierto, ella se encargaba de activar de forma encadenada a todas las demás con el consiguiente rejuvenecimiento de todas las existentes en el cuerpo. Había conseguido eternizar al ser humano, aunque paradójicamente era su sentencia de muerte.


DISTRITO DE SAN BLAS.-MADRID AÑO 2051.

A la puerta del domicilio de los Terrezuelas, un amplio y lujoso autocar esperaba. D. Pedro a punto de cumplir los ciento ocho años, se despedía de sus familiares. Sin equipaje alguno se dirigió hasta él, prácticamente estaba al completo, antes de acceder a su interior, volvió la cabeza y alzando la mano, con una amplia  sonrisa saludó con un ADIÓS.         
   

                                                                                             Pepe "El de Concha"
 

miércoles, 20 de abril de 2011

TOLERENCIA 0 , por Pepe "el de Concha"


T o l e r a n c i a    o
ESCANEO DE UNA SOCIEDAD HIPÓCRITA



Si transitan ustedes por la antigua carretera del Algarve portugués, a poco que se fijen, observarán la diversidad del paisaje. Los pueblos y urbanizaciones, que como óleos gigantes se van mezclando, intercalan entre ellos pousadas y casas do pasto para deleite del turista. Ese reino sin rey ha sabido dar al “guiri” todo lo necesario para sentirse soberano y hacer de esa tierra la suya; hasta tal punto de dejar sus huesos en ella y esperar, con la obligada paciencia, el juicio final.
 
Miguel mantenía el coche a una velocidad moderada pues su mujer, en cada tramo, insistía con una sonsona intermitente y con vocecilla “perdonavidas”, Miguel, no corras, Miguel, no adelantes. Él, en algún momento, creyó que la recomendación de prudencia venía incluida como extra del coche. Uno de los muchos carteles publicitarios que orillaban la ruta le llamó poderosamente la atención. Una botella de, aparentemente, buen vino junto a una copa quebrada con el rojo néctar que maculaba el alba mantel, incluía una leyenda que rezaba, – TOLERÂNCIA ZERO - . Estos lusos transponen la normativa comunitaria en cuarenta y ocho horas, y además, la hacen cumplir con igual celeridad. Una súbita sinapsis neuronal lo transportó a aquellas conversaciones en las que su padre le aconsejaba moderación. Sostenía su padre que los sentidos oscilaban en una suerte de claro-oscuro, que se debía mantener el equilibrio entre los sentimientos y la conciencia y que a poco que tal oscilación se angulara más de lo preciso, una costra de hipocresía cubriría los sentimientos aletargando la conciencia.

Su padre, al igual que tantos otros, se vio involucrado en una guerra que él no había querido ni provocado Si jamás había tenido roces fuera de contexto, ni tan siquiera ojerizas a su vecino, ¿cómo acataría órdenes de sacarlo de este mundo? Tras dejar a su madre, viuda, hecha un mar de lágrimas, se encontró de golpe en el tristemente famoso Frente del Ebro, en el bando que él tampoco había elegido y dónde la dureza de la contienda repartió méritos entre la miseria y la épica. Destinado al Regimiento de Transmisiones, fue radiotelegrafista, gracias a lo cual siempre decía dormir tranquilo, después de tres años de guerra no había matado a nadie.

 Con estrella en las mangas, que lo distinguían como alférez, además del peso en el pecho de tres medallas, volvió a su casa para olvidar y empezar de nuevo. Le  ofrecieron continuar su carrera en el ejército. Con los estudios que poseía podría llegar a Coronel, le decían, y, porqué no, a General. Tuvo que equilibrar su claro-oscuro para decir no, no quiso traicionar a sus sentimientos para no avergonzar a su conciencia. Las cosas empezaron a ir mal. Le despidieron del colegio en el que enseñaba, decían que desprendía un tufillo de librepensador. De todas formas, la cosa no pasó a más, ¿acaso no era un casi héroe de guerra? Dando clases particulares de Matemáticas a los hijos de ciertos burócratas que sí sabían mudar su piel, aliviaba su mal vivir. Mientras gestaba a Miguel, su mujer, que era telefonista en un centro estatal, también perdió su trabajo sin ninguna explicación como finiquito. Su habilidad con las labores de limpieza y la costura le sirvió para emplearse en algunas casas de la burguesía eterna.

Rechazando los motivos que tenía, más que suficientes, para odiar y maldecir, le descubrió a Miguel el sabor de las libertades. El valor de la tolerancia como motor de la convivencia, el respeto a las ideas ajenas sin renunciar a las propias, le explicaba que con paciencia; harían posible que otras generaciones construyeran un mundo libre. Terminaba siempre con el mismo consejo; no sólo bastaba con difundir esas convicciones, también debía aplicarlas. Miguel, aún niño, daba vueltas a lo que su padre  le contaba sólo durante un par de minutos, antes de emular a Kubala en las calles del barrio. Debían ser cosas de adultos que él no acababa de entender bien, pero aquello, como la lluvia estival que cae en tierra seca, iba calando en la formación de su personalidad para germinar en posteriores estaciones de su vida.

Con gran sacrificio por parte de sus padres, y visibles carencias en la olla y en la ropa, se graduó en Magisterio. Los vecinos de toda la vida comentaban, ¡Mira, Miguelín ya tiene su carrerita¡ Ahora podrá ayudar a la familia.

El claro-oscuro de su padre fue asignatura obligatoria para todos los alumnos que pasaron por sus aulas. Curso tras curso reiteraba de forma cansina la necesidad de tolerancia para conseguir la paz en el vivir diario.

Ahora, tras su reciente jubilación, hacía balance del país donde vivía, y con tristeza contemplaba, el deterioro de la tolerancia. Prefería ese pesar a la indiferencia, al fin y al cabo, lo que estaba ocurriendo no dejaba de ser sino un paso atrás de toda una sociedad. 

Constantemente se hacía la misma pregunta, incapaz de contestarla.
¿Se estaba confundiendo la indiferencia con la tolerancia?
 ¿El exceso de tolerancia lleva a la intolerancia?   

 En foros y debates, se hablaba para la galería. Sobre la misma cuestión variaban los resultados dependiendo si la votación se hacía a mano alzada o de forma anónima. ¿Hipocresía?

La terca realidad de los hechos, tras ser tamizada por la prensa y la radio, se travestía tan sutilmente que se empezaban a difuminar los conceptos de tolerancia e intolerancia de tal forma que él, siempre con el claro-oscuro equilibrado, empezaba a dudar si la balanza estaba bien calibrada. 

Un político de este país publicaba en un periódico de tirada nacional:

“Ningún país puede admitir más inmigrantes de los que pueda integrar con los mismo derechos que sus nacionales”
¿Tolerancia o intolerancia?

El primer ministro australiano, ante la intransigente postura del colectivo inmigrante musulmán con respecto a las costumbres ancestrales del país, los ha invitado a integrarse, o marcharse.
¿Tolerancia o intolerancia? 

Por asombroso que resulte, al paso de una reciente manifestación de los trabajadores de astilleros que se dirigía hacia la sede del partido en el gobierno, lo atronador era el silencio, mucho más agresivo que cualquier alusión. Las campanas de la Catedral tocaban a muerto. 

En los corros de los que, desde las aceras, contemplaban, indiferentes, el paso de aquellos que defendían su puesto de trabajo, se escuchaba:
 -Total, para lo que les va a servir-
 -Que saquen a los políticos y los corran a gorrazos-
¿Estará empezando la costra de la hipocresía a aletargar a la conciencia?

El aparcamiento era amplio y, con una fácil maniobra, Miguel aparcó.

Su mujer, dirigiéndose a él, le recriminó, ¡Por Dios, hijo¡ no has dicho ni una palabra en el camino.

Miguel sonrió y, sacudiendo la cabeza, se prometió ser inmisericorde con el arroz de marisco y el bacalao al douro.


                                                                                                  

                                                                                                   Pepe el de Concha.

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz año nuevo.


Puertas abiertas a un año más
Una ventana en el tiempo
Una ocasión, otra ilusión te esperan sólo a ti
Puertas abiertas a un año más
puertas abiertas a algún lugar
para ti


FELIZ AÑO 2011